Crítica: Daño universal, primer disco de Reikiavik
Los madrileños ‘Reikiavik’ se presentan con este primer largo, tras un primer EP en el que ya apuntaban maneras. En ‘Daño Universal’ encontraremos diez temas de pop-rock indie a los que bien vale la pena dar una escucha.
Como si de un viaje musical se tratara, comienza el disco ‘Plan de despedida número 1’ con una melodía épica, que deja la voz -por otro lado con mucha presencia- un tanto ahogada, no tanto en términos de potencia como de relevancia.
‘Aquellas calles’, añade a ese sonido épico una letra melancólica en la que ya se percibe una estructura más pop. Después, el corte que da título al disco se apoya en un estribillo dinámico y con mucha pegada en contraste con la aparente calma del resto de la melodía, construyendo una canción tremendamente eficaz.
En esta primera parte del album, los madrileños explotan muy bien su experiencia coordinando cuerdas que se desatan a a veces, sintetizador y una línea de batería y bajo muy bien trabajada, tejiendo canciones por las que no cuesta mucho dejarse llevar con la inspiración adecuada.
A la altura de ‘Tú el Dictador y Yo el Revolver’ construyen una especie de himno pop, que lo mismo recuerda a Oasis que a Amaral. Hay en ‘Reikiavik’ un gran poso de sonido ‘brit’ a la Manchester.
A partir de ahí, el viaje se vuelve mucho más tranquilo, con temas como ‘Acróbata’ y ‘Septiembre’ relajando los ánimos antes de cerrar el disco con el ‘Plan de despedida número 2’, uno de esos cortes que, escuchados con calma, descubren muchos más matices de los esperados.
Curtidos en los escenarios, donde tienen fama de reflejar su mejor cara afilada, este ‘Daño Universal’ puede parecer de primeras un ‘más de lo mismo’ en un cada vez más competido panorama indie estatal. Reconozco que así lo recibí al principio, pero a la tercera escucha, Reikiavik ya me habían ganado con varias de las canciones del disco. Y eso es mucho decir en estos tiempos.