Crítica: Caminitos del deseo, nuevo disco de Manos de Topo
Acaba de salir del horno el cuarto largo de Manos de Topo, quizás una de las bandas más particulares del pop-rock español. ‘Caminitos del deseo‘ (Collar de Macarrones, 2014) hace homenaje desde el título y el arte a los ‘desire paths’, esos atajos que la costumbre de los peatones crea allá donde el camino habitual es más largo o incómodo.
Manos de topo continúan igual de incorregibles
Cierto es que no hay grandes novedades en este disco respecto a anteriores trabajos de la banda, o que al menos no saltan a la vista en las primeras escuchas. Cosa lógica tratándose de un grupo cuyos elementos identificadores están tan claros y marcados.
Miguel Angel Blanca sigue cantando igual, y las letras y las melodías siguen más o menos el mismo sendero del pop demente, del canto al (des)amor, y de lírica de afilada precisión. Dardos de iluminado surrealismo sobre esos atajos vitales, con obvia segunda lectura.
En este caso, el grupo ha optado por autoeditarse, creando su propio sello bajo el nombre ‘Collar de Macarrones‘, que es también el título de uno de los diez cortes del disco. Cortes entre los que destacan ‘Fantasmas de tus agujeros’, ‘Ingeniería Nupcial’ o ‘Bragas Bandera’. Temas con melodías bastante inspiradas y letras que no dejan cabeza encima de ningún títere, que quizás trasluzcan más desazón que nunca; sin perder nunca el sarcasmo, claro.
Sin hacer grandes cambios sobre la fórmula, Manos de Topo entregan quizás el disco más redondo de toda su carrera. Caminitos del deseo, los atajos del peatón y el amante, y las marcas que dejan. Un disco que deberías escuchar, salvo que te dé dentera la voz de Miguel Angel. En ese caso, leete solo sus subversivas letras.
