Crítica: Friogenia, segundo disco de Magnética
El nuevo disco de Magnética, bajo el nombre de ‘Friogenia‘ supone un viaje del grupo a unas coordenadas más personales e introspectivas, menos directas que en su debut ‘Maida Vale’ (2010), pero también más inspiradoras.
Y es que frente al pop-rock más directo de su primer album, en ‘Friogenia’ destaca enseguida una mayor complejidad -en el sentido más amplio-, incluso matices más oscuros en su sonido que se combinan con una épica bien administrada en canciones más elaboradas y cargadas de matices, que dan gran importancia a las letras.
En total componen el disco once cortes, entre los que cabe destacar ‘No tienes alma‘ corte que inaugura el disco y la inmediata seguidora ‘De 1 a 2‘ con su progresiva subida de vueltas. Después, ‘Anagrama‘ mantiene una melodía y ritmos más intensos, en unas coordenadas más cercanas al de su primer album pero más oscuras y afiladas. ‘Volarlo todo‘ y ‘Ley Universal‘, con Aksel e Israel dándole duro a la épica -falsete incluido- comienzan a marcar la zona clave del album, que suena tanto mejor cuanto más se rebelan la batería y las cuerdas, cuanto más destacan los contrastes de ánimo que muestran algunos temas (‘Terapia de choque‘).
En la parte final del disco, destaca el penúltimo corte ‘Ocho Pasos‘, justo antes del final con una ‘Lucha de palabras‘ juguetona, alborotada y melancólica que pone fin al disco en el momento más inesperado, congelando de repente la música y todas las sensaciones despertadas.
Este viaje al frío emprendido por Magnética, que de alguna manera refina y diferencia su sonido, supone desde luego una apuesta firme y no exenta de riesgo. Pero lo cierto es que el disco se nos antoja con mucho más recorrido y matices que ‘Maida Vale’, mereciendo, cuando menos, una escucha sin prejuicios.
