Así nos luce el pelo

Ayer estuve en el concierto de Ismael Serrano en el Teatro Jovellanos de Gijón. En un teatro abarrotado en el que el calor de la gente era tanto que a ratos se sudaba de pura compañía.

Había algunos periodistas por allí acreditados. Los de los grandes medios, como siempre, por eso de que son los que llegan a más gente y ayudan a artista y a promotor a conseguir un poco de relevancia.

Nada que objetar, pero estaría bien que estos medios se tomasen un poco en serio la información de la música. Por mucho que las ediciones de las publicaciones en papel se cierren temprano y que el jefe te exija enviar corriendo una crónica y una foto para el día siguiente, que es domingo y hay que rellenar muchas páginas para complementar los anuncios, sería de agradecer que el periodista, si no ha podido o no ha querido ver todo el concierto, al menos no se inventase la información.

Debe resultar especialmente alucinante para cualquiera de las más de mil personas que estuvieron en ese concierto leer que «durante más de hora y media […] pudo disfrutar de sus grandes éxitos como […] «Tierna y dulce historia de amor», «Papá cuéntame otra vez»…».

Acostumbrados a columpiarse en toda clase de temas y asuntos (tecnológicos, científicos, económicos…), un concierto de tres horas y media se convierte en uno de «más de una hora y media» (claro, técnicamente es cierto…), y se inventa uno el programa del mismo. Porque «Tierna y dulce historia de amor» no sonó en este concierto y «Papá cuéntame otra vez» lo hizo cuando ya íbamos por la tercera hora, así que solo cabe certificar que el plumilla en cuestión se marchó pronto a cenar, que no le pagan por quedarse hasta la medianoche.

En una ocasión, en un festival, estaba con mi cámara y una chica se me acercó a pedirme si le podía pasar unas fotos del concierto. No es nada extraño, pues al verte con una Réflex la gente suele pensar que tal vez hayas tomado alguna buena foto (ejem, si ellos supieran..). Lo más simpático fue que aquella persona que me pedía fotos era la fotógrafa oficial del evento que «se había liado cenando con unos amigos».

En fin, que así nos luce el pelo cuando los que tienen que ‘informar’ de música ni informan ni, a menudo, aprecian la música. Luego se quejarán de que no nos fiemos de los medios de comunicación, pero si no me puedo fiar de ellos ni a la hora de informar sobre un concierto… ¡cómo voy a fiarme cuando me hablan de la crisis nuclear de Japón!.

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